20 Abr NECESIDAD DE PODER.
#ArtículoDeLaSemana
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Con ustedes, el octavo de los 12 Detonadores Instintivos.
*Recuerden: no compramos productos ni servicios sino soluciones a necesidades, y en este caso, necesidades instintivas.
Los 12 Detonadores Instintivos son una guía con una carga teórica histórica pero también asombrosamente práctica. Estamos hablando, ni más ni menos, que de la programación intrínseca que tenemos “de fábrica” diseñada por supervivencia y por consecuencia de la evolución del género Homo durante más de 2 millones de años. O como diría Richard Dawkings, producto de millones de años de evolución genética.
8. Necesidad de Poder
Al pensar en un animal que represente poder puro es inevitable considerar al León. Con 120 kilogramos de peso, un gruñido que produce 114 decibeles (4 decibeles por arriba del límite de dolor de un ser humano) y un set de garras afiladas que pueden desgarrar hasta el tuétano de cualquier ser vivo, el león ha sido uno de los símbolos de poder más utilizados por los seres humanos.
Y de cierta forma todos nos sentimos identificados con este espléndido animal. ¿Quién no se emociona al imaginar lo que se sentiría tener tal poder físico? No por nada es el rey de la selva.
Y así como nosotros lo admiramos y respetamos, también así lo hacen otros animales. Demostrar que es poderoso es parte de sus tácticas indispensables de supervivencia.
Al ser humano, desde hace millones de años también lo mueve fuertemente la búsqueda de poder. Es un instinto que despierta nuestros sueños más ambiciosos.
Es también un instinto que jugó un rol muy importante en la victoria del capitalismo sobre el socialismo. En otras palabras, en el socialismo, al eliminar la posibilidad de ganar poder con la productividad y el trabajo, también se eliminó uno de los incentivos más influyentes en el comportamiento humano. En el caso contrario, el capitalismo logró cuantificar, materializar y comoditizar un concepto tan abstracto como “el poder” en un elemento intercambiable que al día de hoy mueve masas: el dinero. En un sistema capitalista, la promesa individual es que mientras más trabajes y más productivo seas más poder vas a ganar (en forma de dinero). Y vaya que ha funcionado como motivador, al grado que la búsqueda de poder y dinero ya ha llegado a límites auto-destructivos.
Productos que solucionan nuestra necesidad de poder son: el mismo dinero, los bienes raíces, armas, consultorías de negocios, servicios ejecutivos o preferenciales, billetes de lotería etc.
Es un caso muy común justificar nuestras acciones y decisiones racionalmente con cualquier otra razón que no sea “busco satisfacer mi necesidad de poder”. Diríamos por ejemplo: “necesito duplicar mis ingresos para ayudar más a mis empleados” o “quiero ganar más para ser más independiente” o “necesito la tarjeta más exclusiva que exista por sus beneficios” etc. Es un detonador que está muy presente pero que rara vez verbalizamos o hacemos realmente consciente.
También vale la pena mencionar que es uno de los motivadores más peligrosos a nivel individual y colectivo. La ambición o la búsqueda del poder por el poder puede destruir civilizaciones y también desintegrar por completo tu espíritu, tu paz mental y tu capacidad de hacer el bien hacia el “Todo”. Por eso es que muchas veces vemos a multimillonarios buscar balancear este exceso de poder con actividades filantrópicas.
Es sin duda una fuerza necesaria para nuestra evolución y supervivencia como especie, pero para dirigirnos hacia un futuro brillante es imperativo que cada uno de nosotros cuide que ese poder sirva para un mundo mejor y no viceversa. Al final de cuentas, es una responsabilidad que todos tenemos. Y por eso también, desde un punto de vista ético, debemos abstenernos de aprovecharnos de este ímpetu social hacia propósitos egoístas o malintencionados.
Prof. Juan Carlos Chavez
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